Un tierna historia de amor
Resulta que un buen día, dos viajeros cruzaron sus caminos. Ella había iniciado su viaje el 15 de febrero de 2014 y el, 15 días después. Ambos recorrian sus kilómetros separados, hasta que el Universo los unió. Leopoldo hacia una semana que estaba en un pequeño pueblo de nombre Puerto Santa Cruz. Llegó allí intentando brindar el taller educativo “Creciendo con Derechos” pero por alguna razón no se pudo dar. De todas formas conoció un grupo de bellísimas personas que dan vida a un centro cultural, “Caleidoscopio”. Las buenas charlas, proyectos y risas hicieron la estadía más larga de lo planeado. Sus nuevos amigos crearon una mini feria para ayudarlo a vender sus artesanías a la que varias personas del pueblo se hicieron presentes. Entre esas personas, el domingo de pascua, llegó una simpática Brasilera de ojos grandes que portaba un sombrerito violeta y una gran sonrisa. Su nombre, Camila.
Comenta Leopoldo.
-Estaba vendiendo en la vereda y haciendo una pulserita de macramé cuando la vi. Debo reconocer que me pareció muy bonita y simpática. Nos pusimos a charlar y me dijo que estaba viajando desde Brasil, con la idea de recorrer sudamerica. Yo estaba yendo al sur en mi kombi. Ella venia de mochila con el mismo rumbo, por lo que le ofrecí llevarla hasta la próxima ciudad. Fuimos hasta la kombi y le mostré como viajaba. Siempre es lindo conocer viajeros y compartir experiencias. Esa tarde tenía planeado salir a “Clownear” por el pueblo para jugar un poco con la gente. Los amigos del “calei” no se animaron, pero Cami si, así que en un rato nos cambiamos y salimos a recorrer las calles. Fue una gran tarde, muy divertida y sinceramente la disfruté mucho. Buena quimica, fundamental para compañeros de clown (hasta el momento no sabía que lo seríamos de vida). A la noche, hicimos un asado con pollo y verduras y para cerrar, jugaríamos todos al digalo con mimica. Que manera de reirnos!!! Llegó la hora de dormir y si bien venia durmiendo en el salon del centro cultural, me fui a dormir a la kombi para que Camila esté cómoda. Al otro día nos quedamos charlando nuevamente y compartiendo con los amigos del pueblo. Era la hora de irse pero nos quedamos un día más, a veces cuestan las despedidas. Cuando partimos, la primera parada fue el parque provincial de Monte León. Interesantes horas de buenas conversaciones, risas, fotos y contar de historias de vida. Era la primer persona que llevaba así que estaba entusiasmado. Pasamos todo el día en el parque y llegada la noche, nos fuimos a dormir a la ruta porque no se puede pernoctar allí. Nos llevamos tan bien que decidimos que podíamos llegar a viajar un poco más, por lo que luego de visitar Río Gallegos, cruzamos hasta Tierra del Fuego para conocer la nieve, y la pregunta fue…¿y si continuamos hasta Ushuaia? Un poco más lejos y otro poco más. Varios intentos de continuar solos pero en el medio algo pasaba que nos unia una y otra vez. Ahora hace más de un año que estamos juntos, teniendo experiencias alucinantes, conociendo personas y lugares increíbles y sobre todo lo más importante, amandonos. No se puede negar que comenzar así fue dificil ya que hablamos otro idioma y venimos de culturas diferentes, pero todo se soluciona con paciencia y entendimiento. De todas formas hay infinitas cosas positivas donde podemos aprender constantemente de otro y crecer, siempre crecer. Hace un año que viajamos juntos y compartimos nuestra vida. Compañeros.
Ahora es el turno de Camila.
-Un año atrás llegué a Puerto Santa Cruz, pura casualidad. Mi idea era ir hasta Ushaia, pero mi dinero solo alcanzaba para llegar hasta ese pueblo que nunca había oido hablar, por lo que jamás había pensado en conocer. Es extraño que al subir al bus escribí en mi diario de viaje que sentía una enorme ansiedad mezclada de felicidad con ganas de dar una risa nerviosa. De todas formas cuando llegué al pueblo era como una ciudad fantasma y me senté en un banco pensando en que hacer, como salir de allí. Un domingo a la mañana, sin nadie…hasta que encontré un restaurante, donde conseguí cambiar dinero y una persona que me podría llevar hasta la próxima ciudad esa misma noche. A la tarde fui a comprar a una panadería y me dijerojn que había una feria en un centro cultural y que había un chico viajando en una kombi. No pensé dos veces y fui…En ese momento me sentí muy a gusto con la gente del “Caleidoscopio Arte” y con una persona que no sabía que luego sería una de las más importantes de mi vida, Leopoldo. Fue así que nos conocimos, el estaba hacía unos días allí y también planeaba ir al sur. Conversamos y en el mismo día ya tuvimos muchos momentos compartidos, mucha afinidad. Decidimos seguir juntos para el sur y desde allí nació el amor. Aprendí a ser compañera y lo que es tener un compañero de vida. Comenzamos de una forma muy extraña, conviviendo en un pequeño espacio de una kombi, 24 horas juntos, teniendo que adaptarse uno al otro, con idiomas diferentes, costumbres diferentes, un frio que nunca había pasado en mi vida, un sentimiento de extrañar mi tierra…y así y todo con esos factores difíciles para una relacion, el amor siempre fue más fuerte, y día a día crecia más y más. Hoy en día después de un año, puedo decir con toda certeza que somos compañeros, estamos en esta viaje/vida juntos, pasando dificultades, conociendo lugares, acostumbrandonos a cada cultura, aprendiendo de mecánica de kombi, vendiendo para pagar el viaje, brindando nuestra gotita de miel divulgando los derechos de los niños, viviendo en nuestra casita hecha por nosotros mismos, cocinando nuestra comida, tomando siempre un café de merienda, viendo alguna película por las noches, teniendo nuestras discusiones, pero siempre aprendiendo!!!